¡Bienvenidas a Mon Ami!

¡Hola a todas! Me llamo Silvia, nací en Sevilla, estudio 1º de Bellas Artes y soy colaboradora de la firma Mon Ami de ropa junior, así como redactora de nuestro blog. Tengo pasión por la moda, el diseño y los tejidos desde que era niña. Mi primer recuerdo imborrable de una tienda maravillosa no fue en una juguetería, sino en un comercio de telas, que conocí el primer día que mi madre me llevó con ella de compras.

Aquel comercio, llamado Canales, tenía un mostrador altísimo, pero había una escalerita de dos peldaños en nuestro lado, y me subí para verlo todo bien. A una pregunta de mi madre, el dueño acercó una libreta gorda, con hojas que no eran de papel, ¡sino de tela! Páginas blandas y suaves, cuadraditos de telas en infinidad de colores, que él hojeaba como un periódico, acariciando algunos mientras hablaba con mi madre, usando palabras que yo desconocía: viscosa, otomán, lino, popelín. Aquel libro mágico estaba tan cerca de mí, que sin poder evitarlo de pronto alargué la mano y rocé la tela con los dedos, deslumbrada. Mamá me dijo que me estuviera quieta, pero el simpático señor Canales me preguntó:
—¿Te gusta para hacerle un abrigo a tu muñeca?

Yo no respondí porque no entendía lo que había dicho. Pero, aunque mamá le rogaba apurada que no se molestara, el señor se volvió a los estantes repletos de tejidos que llegaban hasta el techo, sacó un lomo con la misma tela de color malva que yo había tocado, desenrolló una vuelta, le hizo un corte en el borde con unas tijeras grandísimas, la rasgó enérgicamente, y le dio a mamá un pedazo doblado en cuatro. Yo observaba todo aquel protocolo boquiabierta. Los dos me miraron, y a mamá se le suavizó la cara. Me dio la tela que ya iba a guardar en el bolso, preguntando:
—¿Qué se dice?

No puedo recordar lo que dije, pero sí que los dos se echaron a reír mientras yo abrazaba la telita pegando en ella la mejilla, extasiada, feliz como en la mañana de Reyes Magos. ¡De manera que así se hacía la ropa, con hojas de tela tan grandes que si las desenrollabas podían cubrir todo el mostrador de Canales! Jamás en lo que llevo de vida he sentido mayor asombro, mayor fascinación. Hasta entonces yo ignoraba que las telas tenían vida propia anterior a las prendas, y que unas surgían de las otras cortando trozos determinados y precisos, que luego se unían con puntadas de hilo.

Desde aquella vez volví a menudo con mamá a Canales, para comprar retales bonitos con las monedas que me daban los abuelos. Hasta que un feliz día abrieron, casi enfrente de mi casa, una tienda de tejidos que parecía sacada de un cuento; allí en un santiamén empecé a conseguir todas las telitas que se me antojaban a cambio de ayudar un rato los sábados por la mañana, realizando tareas que me hacían sentir importante y habilidosa. Por supuesto eran labores más que sencillas y del todo innecesarias, que la dueña, la adorable señora Riquelme, inventaba para favorecerme.

Gracias a su bondad yo vivía ratos celestiales, creyéndome parte imprescindible de aquel mundillo arrebatador, y encima pude hacerles abrigos, chaquetas, faldas y pantalones a todas las muñecas de mi infancia con telas de la máxima calidad, siempre con ayuda de mamá que era quien manejaba las tijeras y «el cose» (nombre que yo daba entonces a la máquina de coser). Bueno, en realidad mamá hacía la ropita y yo miraba. ¡Las dos lo pasábamos bomba! Inés Riquelme, viendo en mí verdadero interés, y que yo perseveraba sábado tras sábado faltando pocas veces, me fue enseñando las cualidades y las aptitudes de los diferentes tejidos. De esa forma aprendí a reconocer, bajo todos los colores y estampados, la viscosa, el otomán, el lino, el popelín.

Más tarde, en mi primer año de la ESO, empecé a “diseñar” ropa para mí. Influida a toda mecha por las amigas del cole, y suelta de manos, yo sacaba prenda tras prenda en un estilo, ejem, muy diferente al vestuario de mis muñecas. Mamá conserva todavía algunas de aquellas piezas, que me parecían atractivas y deliciosas hasta el pasmo. Cuando yo se las enseñaba orgullosísima a mi madre y a la querida Inés Riquelme, a quien llamaba tía Inés desde hacía tiempo, ellas, entre frases elogiosas, cruzaban miradas, que yo ingenuamente suponía de radiante admiración. Así que redoblaba el entusiasmo mostrando en detalle a todo el mundo mis horripilantes creaciones, cuajadas de flecos y adornos fosforitos, pulcramente confeccionadas por mamá. Aún no me dejaba utilizar el cose, digo la máquina de coser.

Cuando voy a visitarla hoy día, tía Inés y yo nos matamos de risa recordando aquellas prendas de mis 14 años, sobre todo las cazadoras, que por poco no brillaban en la oscuridad con los adornos que yo les ponía. ¡Y no digamos ya cuando me estrené con la bisutería, decorando conchas de la playa con purpurina y otras exquisiteces, a tono con mi ropa!

Luego descubrí las revistas de moda, sintiendo extrañeza y decepción al ver que no se recogían creaciones de mi estilo. Poco a poco, sumergida entre páginas y más páginas de Vogue, Elle, Woman y otras revistas, mi gusto fue variando, de modo que mi madre y tía Inés dejaron de cruzar miradas aguantando la risa ante mis prendas fosforescentes. Algunas veces pienso que mamá todavía las echa de menos. En otra ocasión os contaré recuerdos de mi etapa de las revistas, y el divertidísimo RIGOLEF, Rincón de Golosas y Expertas Fashion, que monté con varias amigas del colegio. ¡Nuestras meriendas tronchantes en el Café de Indias, qué bien lo pasábamos!

Bien, pues así fueron mis comienzos. Siempre he deseado dedicarme a la moda, y por eso estoy feliz de colaborar con Margarita González, la fantástica diseñadora de Mon Ami, cuando apenas he empezado mi carrera de Bellas Artes. ¡Quédate con nosotros, que vas a conocer muchas cosas ideales!

6 comentarios en “¡Bienvenidas a <span class="letrasenrosa">Mon Ami</span>!”

  1. ¡Anda qué gracia me ha hecho lo de Canales! Yo seguramente soy bastante mayor que tú pero también conocí de niña esa tienda. Me he reído con tus diseños de ropa fosforito ja ja, y encima creyendo que a tu madre le chiflaban!! Apúntame de seguidora YA :-))

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  2. Hola Silvia desde hace un tiempecito oí hablar de ti. Eres muy agradable y no aburres al hablar, me hace mucha gracia lo que te pasó en Canales. SOY TU FAN NÚMERO UNO ❤️❤️🙏

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    • ¡Muchas gracias, Reyes, eres muy amable! 🙂 Estoy contentísima de que me eligieran como colaboradora en una firma tan especial como Mon Ami, ¡quién me lo iba a decir aquella mañana en Canales! Y me hace mucha ilusión que me sigas.

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